En la senda de la innovación

por Beatriz Gutiérrez

En el contexto en el que nos encontramos, es importante ir siempre un paso por delante. La capacidad de innovar y la cultura de formación continua siguen siendo los activos más valiosos de las empresas, por lo que es fundamental conocer e implantar las tendencias en la gestión de la innovación. El éxito futuro dependerá de una planificación estratégica y un ejercicio de liderazgo efectivo, abierto al diálogo, a la comprensión del mundo y de las nuevas generaciones.


Hoy en día nos enfrentamos a un ambiente desafiante en donde se dan situaciones no solo difíciles de predecir, sino caóticas, completamente impredecibles e incomprensibles: los denominados entornos BANI. En este contexto, las empresas se enfrentan a una falta de estabilidad y predictibilidad, están constantemente expuestas a cambios y situaciones inciertas, lo que dificulta la planificación a largo plazo, la toma de decisiones y la innovación.

Para poder anticiparse y responder eficazmente a los desafíos y perturbaciones que puedan suceder, las empresas deben desarrollar un conjunto de capacidades que son críticas para su supervivencia. Esto se conoce como resiliencia organizacional y, además de ayudarles a adaptarse y recuperarse, es una variable proactiva que les permitirá aprender y, en definitiva, crecer.


Cultura innovadora

La innovación representa un cambio de perspectiva y de mentalidad, un proyecto empresarial proyectado más allá de la competitividad. Para generar esa consciencia de responsabilidad es necesario un liderazgo transformador y un equipo enfocado en la innovación, que no esté definido únicamente en el departamento de I+D, sino que se democratice y se extienda a todos los trabajadores, a través de hackathons y espacios colaborativos.

Esquema de los cuatro elementos clave para crear una cultura innovadora


La alta dirección y el consejo de administración son los encargados de definir la estrategia de innovación a seguir. Algunos de los modelos más conocidos son el de los Tres Horizontes o el de la Rueda de la Innovación, entre otros.

Aunque la innovación es una prioridad para muchas organizaciones, no está claro cómo medirla y administrarla de manera efectiva.

Los indicadores tradicionales más utilizados para medir la innovación de una empresa han sido el presupuesto invertido en I+D, el número de proyectos innovadores en activo o los ingresos obtenidos a partir de nuevos productos o patentes registradas. Sin embargo, éstos no indican el grado de robustez. Para cuantificar de manera precisa y confiable el progreso de los objetivos estratégicos, es necesario establecer unos indicadores de rendimiento (o KPIs del inglés key performance indicator), hacer un seguimiento de los mismos y una comunicación al resto de la organización mediante herramientas como los cuadros de mando integral (CMI).


Gestor de la innovación

Es el punto de encuentro entre la estrategia empresarial y los objetivos de innovación, a través de la creación e implantación de un programa de innovación. El gestor de la innovación debe ser capaz de identificar las propuestas de innovación más factibles y desarrollar proyectos que las materialicen. La capacidad analítica y la creatividad son competencias clave en esta figura, para poder evaluar y priorizar ideas innovadoras e implementarlas mediante diferentes metodologías. También la comunicación asertiva, ya que otra de sus funciones es la comunicación de los avances de los proyectos de innovación al resto de la organización.

Una de las herramientas más utilizadas para la selección de las mejores ideas innovadoras es el Embudo de innovación (o “Innovation  funnel”), que irá filtrando las ideas en oportunidades, a proyectos y prototipos, hasta que estos se implementen en forma de nuevo proceso, servicio o producto innovador.

Los líderes deben impulsar equipos resilientes y flexibles al cambio a la vez que fomentan la innovación y los métodos ágiles en la forma de trabajar.

Debido al actual contexto tecnológico que acorta los ciclos de vida de los productos y exige respuestas más rápidas, existen multitud de metodologías y herramientas de prototipado e ideación entre las que destacan: 1) Design thinking, 2) Lean, 3) Agile, 4) Scrum, 5) Kanban, 6) SMART, 7) Design sprint o 8) Open Innovation. La utilización de uno u otro método depende del nivel de incertidumbre, la estabilidad de la tecnología, el nivel de madurez de la organización y del propio equipo del proyecto, por lo que es necesaria la formación continua del gestor de la innovación para la selección adecuada del mismo.

Además de estas habilidades técnicas, es necesario que los profesionales de la gestión de proyectos desarrollen ciertas habilidades blandas (como la capacidad para adaptarse a los cambios, a liderar equipos de manera efectiva, a gestionar de manera proactiva los riesgos y las emociones del equipo) y una mentalidad estratégica.


Contexto legal y normativo

Cada país posee un marco legal y normativo que favorece la innovación en mayor o menor medida. Por ejemplo, en España contamos con varios sellos certificadores que permiten a las organizaciones demostrar su capacidad de innovación y que los incluye en un registro del Ministerio de Economía y Competitividad. La inclusión en este listado les permite acceder a ventajas económicas y fiscales como la bonificación del 40% en las aportaciones empresariales a las cuotas de la Seguridad Social del personal investigador, la deducción fiscal de hasta el 42% de los gastos en I+D+i del Impuesto sobre Sociedades, y otros beneficios, como créditos para I+D+i.


Tendencias de futuro

Entre las tendencias que marcarán una diferencia real en todos los sectores y empresas en el 2024 encontramos:

  • Tecnologías del Futuro: como la inteligencia artificial, Internet de las Cosas, robótica avanzada y realidad aumentada.
  • Innovación Guiada por Datos: el análisis de grandes volúmenes de datos permite la identificación de tendencias, la evaluación de nuevas ideas y la optimización de procesos.
  • Adopción de marcos ágiles escalados (como SAFe) y remotos para la comunicación asincrónica que faciliten el teletrabajo.
  • Open Innovation a través de la participación en ecosistema de innovación como los Food Innovation Hubs, entre otros.
  • Personalización y Experiencia del Cliente: permite a las empresas ofrecer experiencias únicas. Entender y anticipar las necesidades del cliente se convierte en un diferenciador clave.
  • Rendimiento asociado a los resultados ASG (ambientales, sociales y de gobernanza).


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