El sector agroalimentario tiene un valor estratégico innegable y es un referente a nivel nacional desde el punto de vista económico, social y medioambiental. Fruto de las complejas circunstancias y de incertidumbre que estamos viviendo, las empresas se enfrentan a grandes retos en los que la implantación de tecnologías habilitadoras, como la Inteligencia Artificial o el Internet de las Cosas, juegan un papel vital en su competitividad y su capacidad de predecir y anticiparse ante situaciones de cambio.
Desde que comenzó la andadura de la cuarta revolución industrial, nos hemos acostumbrado a trabajar codo con codo con las máquinas, dando lugar a una colaboración persona-proceso-máquina con un gran impacto en los negocios. La fusión de las tecnologías robóticas, la inteligencia artificial (IA), la automatización y la telemetría han dado origen a un nuevo lenguaje: el Internet of Things (IoT), transformando el modo en que las personas interactuamos con las máquinas o los procesos a través de aplicaciones, bots e, incluso, en el metaverso. Esta hiperconectividad ha dado lugar a lo que se conoce como industrias inteligentes, que se basan en el uso de herramientas disruptivas como el Big Data o los Gemelos Digitales y gracias a la potencia de la nube.
El sector agroalimentario, al igual que muchos otros, afronta actualmente una época de incertidumbre con varios factores externos que tensionan el equilibrio del sistema (el incremento de la población mundial, la aceleración del cambio climático, la guerra de Ucrania, la inflación, la crisis de suministros…). Esta situación plantea nuevos retos que exigen agilidad y resistencia a las empresas para responder a la demanda y ahí es donde la digitalización puede ser de gran ayuda. La implantación de herramientas digitalizadoras permite una fabricación más eficiente y sostenible, a través de la recolección y análisis masivo de datos que permiten una toma de decisiones más certera y competitiva. La optimización del flujo de trabajo conlleva un ahorro de tiempo, de materia prima e insumos y una reducción en los residuos generados. Toda esta información nos permite tener una comprensión contextual de todos los recursos existentes y abre la puerta a modelos predictivos y simulaciones preventivas.
En general, el grado de digitalización en las empresas agroalimentarias es alto, pero el uso de tecnologías disruptivas, como el IoT o el Big Data del que hablábamos es aún minoritario. Muchas empresas, sobre todo las de menor tamaño, están comenzando a automatizar sus procesos, pero se encuentran con un techo de cristal imposible de sobrepasar con sus sistemas y recursos actuales. Esto se debe, fundamentalmente, al propio carácter heterogéneo del sector y a la complejidad del proceso de Transformación Digital, que necesita, además de personal cualificado, de la implicación de todas las áreas de la organización.
Por otro lado, las nuevas tecnologías se saben imprescindibles para fortalecer la competitividad y la resiliencia de las empresas porque permiten una interacción directa con el consumidor, lo que permite abordar otros retos del sector como son las nuevas tendencias de consumo y la dificultad para atraer y fidelizar consumidores. Estamos viviendo un cambio de paradigma en el que la sociedad exige transparencia y sostenibilidad a los fabricantes, por lo que, herramientas como el Blockchain garantizan una trazabilidad completa de los alimentos.
En este contexto, las nuevas tecnologías se saben imprescindibles para fortalecer la competitividad y la resiliencia de las empresas porque permiten una interacción directa con el consumidor, lo que permite abordar otros retos del sector como son las nuevas tendencias de consumo y la dificultad para atraer y fidelizar consumidores. Estamos viviendo un cambio de paradigma en el que la sociedad exige transparencia y sostenibilidad a los fabricantes que puede garantizarse gracias a tecnologías como el Blockchain, que permite una trazabilidad completa de los alimentos.
Pero esto ya no es suficiente, las revoluciones tecnológicas se suceden en plazos de tiempo cada vez más cortos y, mientras que aún estamos trabajando por alcanzar la Industria 4.0, ya se empieza a hablar de la quinta revolución industrial.
En los últimos meses, se están explotando en la industria del marketing y el retail los modelos de IA generativos, como el “Chat GPT”, que proporciona información bidireccional: el consumidor digital se interesa por la información nutricional, la trazabilidad o conceptos medioambientales del producto y la marca recibe un feedback directo sobre los nuevos gustos e intereses del consumidor.
Así conseguiremos alcanzar la siguiente etapa, la llamada Industria 5.0, con el ser humano como centro y enfocada a una producción resiliente y sostenible 100%, que generen un impacto positivo en el planeta y que sean capaces de anticiparse, reaccionar y aprender de cualquier crisis, garantizando un rendimiento estable y accesible.
Puedes encontrar más información en nuestro último boletín sobre Digitalización e Industria 4.0.